martes, 17 de agosto de 2010

Revuelo

Los días fuera de Sevilla han acabado. Cómo resultado, he vuelto más inquieto que nunca, y casi puedo sentir mi sangre agitándose en este momento. Sólo tengo ganas de coger el coche y salir sin rumbo fijo, perderme en la noche en busca de las luces de la ciudad. Es raro el cambio de haber pasado varios días en un sitio como Vilamoura o Albufeira...Todo lleno de vida, por todas partes, para alguíen cómo yo, que siempre está pendiente de todo, es un juego interminable de miradas y descubrimientos. Hay que volver, es lo único que tengo claro.

Ahora siento el calor y el entumecimiento de las articulaciones...Al menos he vuelto a correr, en forma de caballo de carreras contra un éjercito de niños onubenses (tal como suena), pero algo es algo. Y los malditos demonios me dejaron literalmente muerto, y aún ahora sigo sintíendo las costillas con más intensidad que las propias manos. Y francamente, así me siento mejor.

Sigo inquieto, capaz de salir aunque fuera a dar un paseo nocturno. Ir a charlar con el vigilante o aventurarme a andar y andar, perdiéndome por Gines, o en otra dirección...Miedo me daría avanzar sin mirar adonde...Y sigue dándome miedo todo, un miedo horrible...pero eso sólo es un motivo más para seguir adelante. ¿Qué emoción tendría no hacer nada o esperar a que algo pasase? Demasiado paciente soy ya...

Y la cabeza vuelve a darme vueltas, encontrando mil obstáculos que me obliguen a frenarme. ¿De verdad merece eso la pena? ¿Por qué ibas a hacer algo si estas seguro de perder? Tss...¿acaso no somos lo suficiente ilusos y necios ya cómo para encima ir con falsos orgullos por la vida? Nos hemos caido ya mil veces, y si no nos preocupara tanto que alguíen nos viera caer, nos caeriamos más. Y quizá asi aprenderíamos a tropezar menos...

Sigo inquieto, con rabia ante el pasado, ante los engaños, ante las falsas esperanzas y los malditos fracasos. Y mi inquietud me lleva a imaginarme lo que no es, lo que podría ser y lo que me gustaría que fuese. Y me desboco por culpa de las malditas evidencias...Habrá que continuar el camino, ya que no se puede volver atrás...Y maldita sea, más me vale dejar de parar a lamentarme por todo lo que no pude cambiar...

Porque lo que de verdad importa es lo que hagas a partir de ahora.

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