domingo, 5 de septiembre de 2010

Palabras exactas

Sigo aquí tumbado una noche cualquiera...Los ojos abiertos mirando a las estrellas...Como toda compañia el silencio, tranquilizador y peligroso, y miles de palabras formándose en mi cabeza...

Es complicado encontrar las palabras exactas para definir lo indefinible. Es complicado dejar de pensarlas, arremolinándose una tras otra en frases que luchan por escapar. La noche avanza y me aprisiona este vacío. Una sonrisa se escapa enlazada en el cielo y me atrevo a imitarla. Los sonidos de la noche retumban, sólo quiero levantarme. Y sigo escuchando el retumbar incesante.

No soy capaz de moverme. Recuerdo, no paro de recordar. Escenas, diálogos y canciones, perfumes y sonidos, voces y risas. Y me pregunto que tienen de real, si siquiera soy yo algo real o ficticio dentro de mi propia cabeza. Y comprendo la necesidad de la transparencia, de mostrar lo que duerme entre las neuronas, para ser uno mismo y darse realmente a conocer. Dejar de buscar las palabras exactas y escuchar lo que te repites una y otra vez...Pero no es tan fácil expresar lo que piensas. Todo retumba y la garganta se cierra. Pasan las horas y se te escapa el tiempo...El mundo sigue girando fuera de tu cabeza, la vida sigue su curso y nada espera...Retumba y retumba, cuando te das cuenta ya estás entre la espada y la pared. No quieres sentir el dolor de la espada, pero aún peor sería seguir junto a la pared, gris y solitaria...

Podría reirme de toda suerte, podría reirme de toda historia...Y cantarlo todo como si dejara de importarme no saber cantar, para acabar con el silencio y acallar mis voces interiores. El tiempo se hace más largo y pesado, y cuanto más dura más retumban mis oidos...

Las palabras exactas no llegan, y dudo que lleguen, puesto que en realidad, lo que quiero expresar no se expresa con palabras...

Y le doy al play mientras salgo a correr, alumbrado por cada coche y por toda farola. Se abstraen los recuerdos y sonrio a todo aquel con quien me cruzo. De nada sirve ahora repasar lo que es una realidad. Sólo quedan los susurros, y al mismo tiempo lo falta todo...

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