Pom, pom...Una idea empieza a dibujarse. La mantengo, decidido a convertirla en realidad, no sé exactamente cuando ni dónde...
No puedo evitar reirme, de mí mismo y de otros tantos, con ideas parecidas retorciéndose y dibujándose en nuestras mentes. Plasmarlas en ese mundo objetivo que llamamos realidad...se convierte en una meta suprema, nos desborda y acaba obsesionando, por encima de su propia importancia. Y luego viene esa sensación que aprieta y que aviva el ritmo cardíaco, se nubla toda verdad y queda sólo rencor.
A veces me pregunto como es que sigo cuerdo entre tantas locuras, como puede nadie mantener la razón. Incluso hasta lo considero un reto, uno de tantos que me propongo ahora con sincera emoción.
La idea queda guardada. Se supone que hay que estudiar y todo eso, es lo que dicta la época. Pero la época acabará y el "¿ahora qué?" presionará mi cerebro.
¿Ahora qué?
¡Ahora todo!
La idea está guardada en ese escondrijo oculto donde dejo lo que no quiero que nadie encuentre. Todos tenemos ese escondrijo especial, a salvo de lo que se pueda decir o pensar de tí...Y el miedo a que lo que guardamos salga volando nos lleva a crear más y más candados. A veces acabas olvidando esas ideas...Otras veces es la propia cobardía la que las deja allí encerradas.
Ahora que lo pienso, menudo montón he dejado encerrado...
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