viernes, 16 de septiembre de 2011

Cambio de rumbo

El tiempo se ha deformado en una sonrisa amarga y vacía. Estribor o babor, no importa. El barco sigue hundiéndose.

El timón balbucea incoherencias y el vigia anda borracho en alguna parte. Sólo quedo yo y una gaviota que vino a este verdoso mar a morir. Tostado por el sol, me veo en una aventura sin futuro, con sabor a sal y ácido, la mirada perdida en el ámbarino cielo.

Que rumbo tomar...no es siquiera una especie de pregunta.
Las lágrimas quedaron cristalizadas en un pasado sin camino.
Un pasado con rumbo incierto. Un barco feo y cochambroso que cruje al mínimo movimiento de la marea.
Los últimos aleteos de la gaviota y el silencio de la alta mar.


Ahora retumban los tambores lejanos que mueven el viento, impulsándolo con rabia para cambiar el rumbo. Las velas grises y rotas se agitan sin fuerza, movidas fácilmente por pura inercia. Y el rumbo cambia.

Cierro los ojos y ni siquiera escucho como la gaviota cae en picado para hundirse en el vidrioso líquido.

Y cuando los abro, veo tierra a la vista. Un puerto desconocido, en el que nadie nos espera.

Silencio infinito. Ojalá se choque esta reliquia y se haga añicos. El lugar da igual, mientras no se vaya el ácido de mis labios. Queda mucha redención por delante, mucha patraña que sacar de la cabeza. Aunque muchas cosas no cambien, quizá cambie el barco. Y los tripulantes. Me vendría muy bien buscar un vigia que no escondiera botellas bajo la almohada. Y un timonel que no fuera un muñeco de paja. Alguien que mantenga el barco limpio, algún tipo con guitarra para que alegre el ambiente.

Y un capitán también. Que dirija al barco y lo saque de la amarga sonrisa congelada en el tiempo.

En fin...por ahora, este puerto no parece mala cosa. Se echará de menos el hogar que dejé. Pero esto tenía que ocurrir.

Porque nada de lo que digan va a ser cierto. Y no hay caminos preestablecidos que te impidan cambiar el rumbo. Todos andamos perdidos en nuestros barcos, pero algunos siguen adelante.

Dejadme atrás, no tengo prisa. Sigue sin gustarme mi barco, asi que voy a probar otro.

Sin prisas...sin mar...

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