jueves, 5 de mayo de 2011

Koans

Un anciano meditaba a la sombra de un árbol muerto. Un joven inquieto se acercó a él y lo saludó con una reverencia. El anciano lo invitó a sentarse y juntos meditaron en silencio.

Varios minutos después, el joven abrió los ojos. "¿Qué te preocupa?" le preguntó el anciano sin abrir los ojos. "Me preocupan las flores que nacieron alejadas de la luz del sol". El anciano inspiró profundamente. Luego miró al joven con seriedad. Así comenzó la primera clase.

El anciano/maestro preguntó al nuevo discípulo "¿Por qué ama el hombre?". El discípulo cerró los ojos y analizó la oración. Luego respondió "Porque la piedra al caer hace ruido".

El anciano asintió lentamente. "Te preocupa la oscuridad de las almas, pero esta existe. Lo que existe no se puede discutir."

El discípulo se atrevió a preguntar al maestro, en contra de la norma. "¿Es querer lo que permite conseguir?"

El maestro sonrió. Se levantó y mientras se marchaba, paró y respondió al que acababa de dejar de ser su alumno "Por muy fuerte que sea un sentimiento, eso no facilitará lo que solo el tiempo puede enseñarte".

El joven siguió sentado toda la noche bajo el árbol muerto. "Volverá a salir el sol..." dijo en la sombra.

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