miércoles, 25 de mayo de 2011

Y la quimera preguntó a la esfinge...

¿Qué es realmente el conocimiento? ¿Saber millones de minúsculos datos que se consideran de interés general?

A veces reflexiono y firmemente creo que son chorradas. Sabemos mucho más que un antepasado en toda esa cuestión de datos. Nombres, direcciones, estadísticas, curiosidades, politiqueo, cultureta literaria...La parca tiene que estar descojonándose de nosotros.

Prefiero saciar mi curiosidad, que ya de por sí es insaciable, que tener encima que preocuparme por jugar al trivial social con aquellos que, regocijados y triunfantes, usan la burla para poder sentirse levemente superiores durante unos segundos.

¿Acaso somos máquinas perfectas de retención informativa? Se nos olvidan las cosas y los detalles cada dos por tres, y muchos se pisotean a sí mismos por ser humanos y tener una memoría falible...

Vamos bien. Y pasamos de la competencía a mamporros a la competencia intelectual. Todo se reduce a lo mismo. Al final siempre es así.

Me miro al espejo y veo a una quimera cambiante, un cúmulo de estrategias comunicativas que obtiene cosas de los demás. Aún sigo aprendiendo de las esfinges que enseñan, aún sigo buscando respuestas a sus complejas preguntas.

Quizá algún día yo también me convierta en esfinge. Sólo espero estar a la altura, y no precisamente por retención de datos...

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